La regla de oro para saber a quién invitar a tu matrimonio

Si te paseas por internet encontrarás varias técnicas, muy válidas, para saber a quiénes invitar a tu matrimonio y a quienes no.

Al vernos envueltas en el camino hacia uno de los días más importantes de nuestras vidas + la organización de un evento social para celebrarlo, es natural que por nerviosismo o ansiedad se nos escape de las manos algunas nociones que deben ser llevadas en cuenta en todo momento y en este caso en particular, en primer lugar.

Una de ellas es escoger al grupo de personas que nos acompañarán ese día, quienes serán testigos de nuestra unión en matrimonio y con quienes compartiremos su celebración.

Como ya les he mencionado antes aquí en Velo de Vainilla, por interno a quienes me han enviado mails o mensajes vía Facebook, creo que al momento de decidir que queremos pasar el resto de nuestra vida al lado de una persona en matrimonio, a esas alturas ya deberíamos saber quiénes son nuestros amigos y quiénes no. Quienes son las personas importantes en nuestras vidas y quiénes no, quiénes se sentirán honrados por la invitación a nuestra boda y quiénes no.

Hay un factor familiar (amigos de nuestros padres) y social (amigos de trabajo/negocios de nuestros padres o nosotros mismos) que tampoco podemos pasar por alto; sin embargo en el primer caso estoy segura que con una buena conversación podemos llegar a buenos términos; y en el segundo, ver hasta qué punto esa persona que «tenemos que invitar» le está quitando el lugar a la persona que «debemos invitar».

Cuando digo que «debemos invitar», paso lejos de que sea por obligación. Me refiero más bien a esa persona, a ese amigo o familiar que sí es importante, que sí ha sido clave en un momento de tu vida, que sí se alegra cada vez que te ve -aunque sea de tanto en tanto-, que te envía un saludo de cumpleaños y Navidad por el medio que sea, pero un saludo que sientes verdadero y cercano a pesar de la distancia.

Verás, hay parejas de novios que por el trabajo actual en el que están, entorno actual en el que se encuentran, pueden llegar a creer que determinada persona debe estar el día de tu matrimonio; cuando -y te hablo desde la experiencia de quien tuvo 2 bodas- es probable que si piensan así, más adelante se arrepientan.

Puede ser un ejercicio complicado, pero es necesario que lo hagas: Sal del momento de la organización de tu boda, míralo de lejos y piensa si es que cada una de esas personas y detalles te van a encantar cuando abras tu álbum de fotos de aquí a 5 años, cuando veas el video con amigos de aquí a 10 años, cuando tus hijos quieran ver cómo fue la boda de sus padres.

Todo lo esencial que está ahí en ese momento es realmente lo que debería estar ahí en ese momento?

He visto casos en que la novia pide literalmente eliminar de todo registro a una persona, cosa que en todas las fotos no se puede hacer, con lo que solo queda acostumbrarte a vivir con esa espinita de ver a esa persona que no era para estar ahí y que tal vez ocupó el lugar de otra que sí lo merecía.

Luego de todo esto es cuando llego a la que creo ser la regla de oro para saber a quién invitar a tu matrimonio: El aprecio.

Según su significado, aprecio hacia una persona es la «valoración que se hace de una persona por su calidad o mérito«.  «Sentimiento de cariño moderado hacia una persona, producido generalmente por una relación de amistad poco profunda, pero cordial y respetuosa.«

No sé tú, pero mis amigos, amigos de verdad; son contados con las manos, que si solo los hubiera invitado a ellos a mi matrimonio, mi familia se hubiera podido encargar de la comida tranquilamente y no hubiéramos necesitado de mucho espacio para la fiesta.

Si nos ponemos a reflexionar, nuestro matrimonio en verdad está lleno de personas a las que les tenemos aprecio, con las que, como dice su significado, tenemos una relación de amistad poco profunda, pero es basada en la cordialidad, en el respeto que ha sido ganado por su calidad como persona, por su mérito.

Tal vez tienes la fortuna de conocer a más de una persona así, por supuesto que sí. Entonces, que nadie le quite el lugar a esa persona cuando estés haciendo la lista de invitados para tu boda.

Tenía planeado otro post para comenzar el 2017, pero estoy convencida que este asunto era uno que debía compartírselos ya para evitarles que sientan el dolor en el corazón que he sentido -siento- luego de saber que una persona que a pesar de haber tenido todo mi aprecio y admiración, deliberadamente no invité a mi matrimonio y ahora está en un lugar mucho mejor.

Esa persona debió haber estado en nuestra boda. Esa persona mi inspiró y motivó desde su posición a estar donde estoy, pero por dejarme llevar por el trajín de la organización y porque seguro le debía dar un «+1» porque no pertenecía a «ningún grupo» con el que podría acoplarse, decidí ser «práctica» y no lo invité.

Si pudiera regresar a ese momento y si hubiera sido necesario, le daba +5 con tal de abrazarlo el día de mi matrimonio y agradecerle por siempre haberme impulsado y aumentado mi confianza en que todo iba a salir bien.

Por favor, no cometas mí mismo error, no quiero que tengas este remordimiento.

Sí, el año comenzó dándome un sacudón sobre lo que debo realmente darle atención vs lo que quiero a veces un tanto egoísta.

Gracias por haber leído este post hasta el final y por tolerar que cada tanto tenga que mezclar los asuntos de bodas que tanto amamos con episodios personales.

Besos!

María Pía