Esta semana estuve haciendo un trabajo de hormiga en mi web escribiendo nuevos textos, reviviendo mi Newsletter, recordando lo que había estudiado sobre automación, mejorando detalles y etc.

Era un trabajo que estuve empujando con la barriga por unos meses porque tenía la seguridad que iba a ser tedioso -lo es- y de cierta manera enfrentar con auto miedos del tipo:

 “Y si todo este esfuerzo no resultará en un trabajo lo suficientemente bueno”

 “¿Será que vale la pena?” 

“Y si nadie se interesa?

Por fin me senté y fingí demencia de esos pensamientos paralizadores, me puse a escuchar música y comencé. 

Pero, como un último intento de seguir procrastinando, me puse un pero “¿Qué tal si me pongo a ver primero lo que otras creadoras de contenido están haciendo en sus webs?”

Me puse a navegar, a leer las entrelíneas, a entender la estratégia de comunicación y el sentimiento que buscaban despertar en mí.

Fue enriquecedor y muy interesante.

Y se me vino una idea “Y si me pongo a leer mi propia web, mis propios copys y textos?”

Sin pensarlo más fui y lo hice. Y qué bien que lo hice.

Pude ver el excelente trabajo que había hecho hace más de 5 años y que no tenía nada que envidiarle a las otras webs que estaba buscando como inspiración.

¡Tenía mucha inspiración aquí mismo!

Había hecho un buen trabajo y me comencé a sentir orgullosa de lo que construí. En ese momento me di cuenta que sentía como una alegría de un deber cumplido, ¿Sabes? 

Y una certeza que no estaba comenzando de cero, que no todo lo que había hecho antes era para descartar, sino que era de ahí hacia adelante.

1.¿Cuántas veces has creído que lo que construiste en tu vida no estuvo a la altura?

Este es el tema de este artículo: ¿Cuántas veces con toda la buena información que has ido descubriendo en internet, has llegado a creer que lo que construiste hasta el día que leíste un determinado post o escuchaste a una influencer, creíste que no valió la pena?

Que perdiste el tiempo.

Deseaste que hubiese sido diferente.

Que mejor descartar todo lo anterior y comenzar de cero a partir de ahora.

Para no caer en romanticismos y siendo objetivas, creo que la mayoría estaríamos de acuerdo que en diferentes escenarios pudimos haber hecho las cosas de una mejor manera.

Sin embargo, eso no quiere decir que todo lo anterior estuvo siempre equivocado y que hoy tienes que construirte de cero y tu historia hay que descartarla. 

2.El peso del mensaje mal dicho

Hace un par de semanas conocimos a nuestro nuevo Papa, el Papa León XIV.

Que, tengo que decir, es peruano (pero en verdad Norteamericano), como yo y no cabe toda esa alegría en mi corazón.

En la primera conferencia de prensa con los periodistas, el Papa León XIV les dijo: 

“La forma cómo nos comunicamos es de fundamental importancia. Debemos decirle no a la guerra de las palabras, de imágenes”.

En mis Historias complementé diciendo “La forma importa, no solo el contenido, sino la forma cómo se dicen las cosas importan”

Lo vengo diciendo hace un buen tiempo.

Porque no basta creer poseer una verdad y usarla para machetear a quien no  la tiene en vez de buscar medios más audaces para atraer con bondad y belleza hacia la verdad.

Imagino que el primer cuestionamiento es: pero no podemos controlar la forma cómo el receptor va a recibir el mensaje.

Es cierto, no tenemos cómo estar en la cabeza de la otra persona. Sin embargo, es necesaria la delicadeza y la humanidad en el medio de comunicación que se usa.

Decir una verdad solo porque es verdad y caiga a quien le caiga, puede causar daños en el corazón y la mente de la otra persona.

Más de una vez el mensaje tiene que ser gradual y adaptado para que poco a poco sea mejor entendido.

Sobre todo si lo que se tocan son temas sensibles y de anhelos del alma como crecimiento personal y espiritual, matrimonio, familia y educación de hijos.

Además, el peso se vuelve mayor cuando quien dice el mensaje parece estar en un pedestal al cual no se pertenece.

3.Sé gentil contigo misma

Mis amigas se van a reír si leen esto porque es algo que les digo con frecuencia.

Se nos es tan fácil ser comprensivas con nuestras amigas, hasta con desconocidos, pero cuando se trata de nosotras mismas podemos llegar a ser muy duras.

Mirar al pasado con el objetivo de mejorar para el futuro hace que salten primero los errores y que estos opaquen la figura completa.

Opacan que si realmente no tenías un conocimiento que hoy sí tienes . Que las circunstancias eran otras. Que si tenías que estar enfocada en otros temas.

Cuando miramos al pasado con ojos duros, se nos olvida ser gentiles con nosotros mismos y no vemos todo el ambiente que envuelve lo que queremos mejorar.

La realidad y las circunstancias importan. Esto no es querer hacerse de víctima, sino se trata de ver la figura completa y con justicia.

Si en vez de analizar tu pasado con ojos de High Performance, te ves con ojos de persona amada desde toda la Eternidad y te das cuenta que de ahora en adelante tienes chances de recalcular la ruta y mejorar, vas a ver la figura entera y no solo el pedazo que estaba medio rasgado.

Hace años que yo misma no entraba a mi web. Qué bueno que lo hice y qué bueno que lo que estoy construyendo ahora es sobre lo que ya venía construyendo antes.

Filtra las informaciones que escuchas y cómo te dicen ciertas verdades.

No es lo mismo escuchar un «te quiero” dicho con inseguridad y mirando al suelo que un te quiero mirándote a los ojos y con la voz firme.

Creo que la mejor forma de comenzar a mejorar como mujer sea en el estado en el que estés, es estando entera y no dividida entre no aceptar el pasado y querer ser alguien más en el presente.

Cuida las palabras y la mirada que colocas en tu propia historia, sé gentil, sé comprensiva y sé justa como lo eres con tus amigas que más quieres.

Acuérdate que la veracidad del mensaje importa, ¡Pero la forma también!

Como de costumbre, me va a encantar leerte en los comentarios.

¿Te sentiste identificada con algo de lo que escribí en este artículo?

¿Ya pensaste que tenías que te tenías que reconstruir de cero para ser una mejor mujer?

¿O has buscado ser alguien más en vez de tu misma?

Te leo en los comentarios.

¡Un abrazo y hasta el próximo artículo!

María Pía

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