Siempre he pensado que una de las mejores partes de un acontecimiento que estamos esperado, al que le tenemos mucha expectativa, es cuando todavía no ha comenzado.
Es decir, cuando estamos con la cabeza invadida de ilusión e imaginando los diferentes escenarios de que tan perfecto va ser todo.
Cuando estamos en ese momento previo, no existen decepciones ni fallas, solo la habilidad de moldar a nuestro gusto el futuro éxito del evento que estamos esperando.
Pues, este año que fui novia me probó todo lo contrario.
La mejor parte es cuando estamos 100% involucrados en nuestro momento, cuando lo que soñamos con los ojos abiertos y las manos a la obra está realmente pasando.
Y no está pasando de cualquiera de las formas antes pensadas, sino que esta siendo mil y un veces mejor.
Como bloguera de matrimonios y apasionada del tema, soy la primera ennumerar los imprevistos y “errores” de ambos matrimonios (civil y religioso), pero como novia, no cambiaría ni un, pero NI UN de esos detalles.
No los cambiaría porque esos detalles también somos Daniel y yo, y todos los que estuvieron esos días con nosotros, son personas que nos quieren y quieren vernos felices siempre, así como nosotros a ellos.
Hace 3 días viví 24 horas de pura bendición que siento que la palabra “Gracias” no le va caber nunca jamás.
Desde haber tenido siempre juntito a mí al mejor compañero, familia, amigos, un tremendo equipo de Wedding Planner (Festinare Eventos y Meraki Planner) y profesionales que en armonía han hecho que una vez más compruebe que con mucho amor se logran cosas increíbles, como por ejemplo cumplir el sueño de una chica de 27 años que no deja de creer que los sueños sí se vuelven realidad.
Gracias nunca va ser suficiente y la felicidad que siento nunca va pasar
Besos desde la Tierra del Fuego, que estamos comenzando nuestra Luna de Miel.
María Pía
2 comentarios. Dejar nuevo
Felicitaciones, María Pía!!! Y disfruta cada segundo!! 🙂
Muchas gracias de corazón, Luna!!! Fue precioso!!!!